Naming: los errores más habituales al elegir una nueva marca

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El nombre tiene un enorme potencial: es una oportunidad para establecer nuevas relaciones, expectativas y delimitar el tono de un producto, servicio o empresa. El nombre debe comunicar la personalidad que su negocio tiene la intención de tomar en el futuro y, a través del tiempo y el uso congruente, se transforma en un activo valioso y una propiedad intelectual.

 

Debido a su importancia, el proceso de selección debe proseguir un camino concreto, pero de manera frecuente se prefiere un enfoque más aleatorio, arriesgándose a algunos errores comunes… por ejemplo:

 

Pensar que el naming es un aspecto secundario en el momento de lanzar un nuevo producto o bien empresa. El lanzamiento de una compañía o bien de un nuevo producto requiere un camino sistemático y meridianamente definido, desde el término hasta la implementación.

 

La idea de nombrar es sólo el inicio del viaje, con muchos obstáculos legales y lingüísticos que se presentan a continuación: delinear los jalones y edificar la sincronización asegurándose de tener todo listo para el instante del lanzamiento.

 

Olvidar que los nombres son tan estratégicos como creativos

 

Un nombre extrañamente es “grandioso” simplemente pues es diferente o creativo. En un entorno altamente competitivo como el actual, las marcas más fuertes son aquellas que trascienden los atributos físicos de un producto, servicio, o bien, para formar conexiones emocionales con los clientes del servicio. Su estrategia de marca le ayudará a crear un nombre que sea congruente con la oferta, pero que tenga la flexibilidad para sostener esas conexiones independientemente de qué forma evolucione su negocio y mercado.

 

Subestimar la importancia de un buen informe

 

Al paso que un brief creativo/gráfico contendrá gran parte de la misma información que la estrategia de marca, un brief para el diseño del naming va a ser más específico, destacando qué elementos de la estrategia deben ser comunicados en el nombre: perfila el “espacio blanco” a ocupar en el paisaje competitivo, sugiere la personalidad, el tono y las áreas a eludir.

 

Confundir la necesidad de información con la necesidad de diferenciación

 

Las compañías a menudo escogen palabras significativas (sin inventar) que creen que tales nombres son más simples de vender y requieren menos inversión en marketing. Los nombres descriptivos no siempre y en todo momento son la respuesta, pero es importante decidir el papel que debe desempeñar el nombre: resaltar un atributo diferenciador, apuntar un principios (o bien reinicio) o colocar algo nuevo y diferente.

 

Los nombres no deben ser acuñados o abstractos para diferenciarse, de la misma manera que no deben incluir palabras reales sólo para crear una conexión más fácil con el público.

 

La resolución sobre este tema se refiere a la mejor manera de acercarse a su organización, teniendo presente la sutil diferencia entre un nombre que es simple de rememorar y un nombre que es difícil de olvidar.

 

Infravalorar los problemas con las marcas registradas

Hay más de 28 millones de marcas activas en el mundo entero. Y asimismo hay más de 200 millones de URLs registradas en todo el mundo, números que prosiguen creciendo. Esto quiere decir que puede acontecer sencillamente que alguien en algún lugar del mundo ya tiene y emplea el nombre que usted quiere. Por consiguiente, es esencial superar los desafíos legales, hacer un análisis/verificación de las marcas existentes ya a lo largo del proceso creativo, con el fin de identificar las áreas a evitar y proseguir buscando el nombre correcto y legalmente válido sin perder tiempo y dinero valioso eligiendo (y enamorándose de) nombres que no están disponibles para su uso.

 

Ignorar las implicaciones globales

 

Las disconformidades lingüísticas sobre los nombres acostumbran a producirse en el momento en que una marca o un producto se diseñan solamente para su lanzamiento local o bien con una expansión limitada en otros mercados. En la economía internacional de actualmente, una evaluación global del idioma es imprescindible.

 

Meditar que todo precisa un nombre

 

A medida que las organizaciones se expanden y crecen, hay poco a poco más ocasiones para lanzar nuevos productos y servicios y la necesidad de nombrarlos. En estos casos, es esencial preguntarse si el producto realmente necesita un nombre.

 

Demasiados nombres y marcas en la cartera con frecuencia confunden al cliente y pueden desgastar la marca primordial. Y acá entra en juego la arquitectura de la marca: los principios que determinan la relación ideal entre su marca corporativa y cualquier nueva sub-marca o bien extensión de línea. Junto con su estrategia de marca, guiará todas las nuevas decisiones de naming.

 

Subestima la historia que tienes que contar en el lanzamiento

 

Una vez escogido el nombre, entra en juego la “ansiedad escénica”: ¿qué va a pensar el público sobre el nuevo nombre, qué va a pensar nuestro público objetivo específico?

 

En un instante en el que todo el mundo se muestra crítico con el teclado, la historia que se cuenta en el lanzamiento tiene una suma importancia.

 

El nombre debe proporcionar el enlace a una ventaja específica del producto, una nueva promesa y tranquilidad sobre lo que cambiará y lo que permanecerá sin cambios en su oferta. Todo esto necesita ser explicado.

 

Asegúrese de tomar en consideración a todos los espectadores, no solo a los clientes. Los empleados querrán conocer el nuevo nombre ya antes del lanzamiento al mercado, los medios querrán una anticipación, los inversores querrán garantías sobre los resultados esperados.